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¿Porqué se creó el CENEVAL?

Actualizado: 28 may

La Revista Electrónica de Investigación Educativa en su Vol. 2, Núm 2, 2000 se explicó lo siguiente:


Para explicar lo que es y lo que hace el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior es necesario comenzar con las razones y circunstancias que justificaron su creación y puesta en funciones. Tales razones y circunstancias pueden sintetizarse en una sola: la inconformidad en amplios sectores de la sociedad respecto a la calidad de la educación. El CENEVAL es una instancia operativa, es un organismo destinado a poner en práctica, de manera cotidiana y permanente, lo que en el marco de los conceptos, las políticas y las directrices del sistema educativo se ha expresado como prioridad: el mejoramiento cualitativo y el propósito de intensificar los procesos de evaluación.


Lo que debe destacarse aquí es la intención de evaluar con mayor rigor y de manera sistemática lo que se hace en el sistema educativo, pues todos sabemos que la evaluación es hija de la insatisfacción, es hija de las metas no logradas, de los rezagos, de las promesas no cumplidas, de los anhelos inalcanzables y muchas otras formas de identificar la inconformidad. Aunque es técnicamente equivocado, en la práctica, nos acordamos de la evaluación sólo cuando estamos inconformes, cuando los resultados de algo no corresponden ni satisfacen nuestras expectativas. Por eso, las prácticas evaluatorias son ambivalentes y se interpretan desde posiciones opuestas: mientras unos las ven como estrategias que contribuyen al mejoramiento, otros las ven como una amenaza.


El CENEVAL, al igual que otros organismos y programas semejantes, tanto gubernamentales como privados, nace con el propósito de participar en la solución de los problemas que dan origen a ese amplio y diverso estado de inconformidad en que vivimos los mexicanos. Es evidente que la inconformidad existe en múltiples ámbitos además del educativo y es obvio que no hay soluciones únicas o generales. De ahí la pertinencia de atacar los problemas diferenciando sus distintos componentes y buscando estrategias específicas para solucionar circunstancias particulares. De este modo, la evaluación en el sistema educativo se realiza con base en criterios, indicadores, procedimientos e instrumentos apropiados a cada circunstancia. En el sistema educativo, por ejemplo, es necesario hacer las adecuaciones necesarias para los distintos niveles en que se imparte la educación y según sea la naturaleza y propósito de cada programa educativo.


De lo antes dicho se desprende que la evaluación de la educación mexicana es una tarea que requiere la participación de todos los implicados y no puede aceptarse que sea un proceso unilateral o enclaustrado. Desde este punto de vista, los rectores y directores de más de cien universidades e instituciones de educación superior –tanto públicas como particulares- que integran la ANUIES y la FIMPES han tomado acuerdos y hecho recomendaciones que han ido conformando diversos organismos con miras a constituir un sistema de evaluación y acreditación de programas de educación superior. Estas decisiones cristalizaron y empezaron a ponerse en práctica al comenzar la década que concluye con este año.

Entre estos acuerdos y recomendaciones inherentes al sistema de evaluación, destaca la aprobación de un cuerpo de lineamientos y directrices con base en los cuales funcionan organismos como el CENEVAL, los comités interinstitucionales de evaluación, los consejos de acreditación de programas, las unidades de evaluación de cada IES, etcétera. Una de esas directrices establece la conveniencia de evaluar los programas educativos tanto desde la perspectiva interna, como desde la perspectiva externa. También se establece la necesidad de orientar la evaluación hacia los componentes, los procesos, los resultados y los efectos de cada programa educativo. Por supuesto, también se recomienda distinguir las especificidades de cada función de la educación superior (docencia; investigación; extensión y difusión; administración y gobierno).


Como puede verse, la puesta en práctica de este tipo de principios y lineamientos implica distribuir responsabilidades concretas entre organismos e instancias con propósitos particulares. En este contexto, en verdad complejo, opera el CENEVAL, cuyas funciones y servicios han de contribuir a mejorar la calidad de la educación en México. Se ha dicho que se trata de un contexto de insatisfacción e inconformidad, pero también es un contexto de autocrítica de las IES y de sensibilidad frente a la crítica proveniente del entorno social y económico. Como muchas otras cosas en nuestro país, el CENEVAL se crea más como una reacción que como una previsión ante problemas concretos y, por ello, se crea con expectativas igualmente concretas, en plazos perentorios y, por supuesto, con propósitos que son objeto de debate. En síntesis, el CENEVAL debe aportar evidencias relativas al aprendizaje que logran los estudiantes, las cuales ayudan a evaluar el quehacer de las instituciones de educación superior. La calidad de un programa educativo se mide, entre otras cosas, a partir del aprendizaje que logran los estudiantes. La evaluación de ese aprendizaje es algo fundamental.


FUENTE: https://redie.uabc.mx/redie/article/view/30/1367#:~:text=En%20s%C3%ADntesis%2C%20el%20CENEVAL%20debe,aprendizaje%20que%20logran%20los%20estudiantes.



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